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GESTIONANDO EL CAMBIO EN EL LUGAR DE TRABAJO PARA MEJORAR EL BIENESTAR: RESISTENCIA Y PROACTIVIDAD

GESTIONANDO EL CAMBIO EN EL LUGAR DE TRABAJO PARA MEJORAR EL BIENESTAR: RESISTENCIA Y PROACTIVIDAD

El cambio es inevitable en la vida. En el lugar de trabajo, el cambio es muy frecuente: puede haber necesidad de nuevas habilidades (por ejemplo: la implementación de trabajo inteligente, o el aprendizaje de nuevos métodos de trabajo), para hacer frente a un conflicto de grupo o para unirse a un nuevo equipo de trabajo, reestructuraciones corporativas, pérdidas de puestos de trabajo, despidos, etc.

Cualquier cambio en una organización tiene el potencial de causar estrés y podría tener un impacto negativo en la salud psicológica de algunos trabajadores.

Esto sucede porque el cambio implica ADAPTACIÓN, CAMBIO DE PERSPECTIVA, ACCIÓN, CRECIMIENTO. A menudo requiere dejar ir lo que nos da estabilidad y certeza, lo que sabemos y nuestros hábitos, para aventurarse en algo nuevo. Y todo esto puede desestabilizar, generar dudas, incertidumbres, miedos y ansiedad.

Entonces: ¿cómo podemos enfrentar mejor el cambio? Deberíamos tratar de ser RESISTENTES y PROACTIVOS.

RESILIENCIA

La capacidad de resiliencia es la habilidad de lidiar con eventos estresantes, superarlos y continuar desarrollándose mediante el aumento de nuestros recursos, con una consecuente reorganización positiva de nuestra vida. Ser resiliente significa mantenerse altamente productivo incluso en tiempos difíciles, significa capitalizar las experiencias y atesorarlas para mirar hacia adelante con energía, aumentando los recursos personales.

Una persona con capacidad de adaptación posee algunas características peculiares, en particular:

considera los eventos negativos como momentáneos y limitados;

tiene la capacidad de hacer frente bien a la presión y la adversidad;

cree que tiene el control de su vida;

está motivado para lograr sus objetivos;

tiende a ver los cambios como un reto y una oportunidad;

incluso en caso de derrota y frustración, no pierde la esperanza.

En el pasado, se creía que la capacidad de adaptación era sólo un rasgo individual, pero en los últimos años las investigaciones han demostrado que la capacidad de adaptación puede construirse, formarse y fortalecerse. Incluso si ya tenemos una dotación básica de resiliencia desde el nacimiento, podemos por lo tanto aumentarla.

Las técnicas son variadas, pero los objetivos principales son:

identificar nuestras ideas irracionales o disfuncionales (evaluación cognitiva);

aumentar la sensación de autoeficacia y autocontrol;

regular la activación fisiológica, por ejemplo, a través de la meditación.

PROACTIVIDAD

La proactividad se refiere a un enfoque anticipatorio y orientado al cambio; implica actuar por adelantado para una situación futura, en lugar de reaccionar, tomar el control y hacer que las cosas sucedan, en lugar de adaptarse a una situación o esperar a que algo suceda. Lo contrario de ser proactivo, por ejemplo, es esperar pasivamente a que llegue la ayuda de alguien, no tomar el control de la situación, perder el tiempo y la energía, quejarse en vano en lugar de actuar concretamente.

En el comportamiento proactivo el foco no está en el problema sino en el resultado, en la meta que quiero alcanzar; así que mi atención está puesta en el presente y en el futuro.

El pensamiento detrás del comportamiento proactivo es: ¿QUÉ QUIERO OBTENER Y CÓMO?

Recuerda: no te vuelves resistente y proactivo de un día para otro; se necesita compromiso, dedicación y disciplina.

La resiliencia y la proactividad no son una condición o una cualidad innata, ¡sino un proceso activo!

Escrito por Silvia Zoni, Doctora en Medicina Ocupacional, Psicóloga, Psicoterapeuta, Consultora